Osvaldo Dallera

viernes, junio 09, 2006

El pesimismo ilustrado en educación


Optimistas y pesimistas

Algún especialista en temas educativos llamó educacionismo a la posición teórica que sostiene que con la educación se resuelven todos los problemas de la vida de las personas (desde las enfermedades a la intolerancia). Podríamos decir que quienes sostienen esto son optimistas con respecto a lo que es capaz de hacer esa actividad y esa práctica tanto con los individuos como con la sociedad. No sé que nombre tiene, ni que nombre darle a los que piensan que la tarea educativa, en el fondo, o a la larga, no sirve para nada. Pero, para oponerlos a los primeros, podríamos decir que son los pesimistas de la educación.
Podría decirse que el optimismo y el pesimismo son dos maneras antagónicas que tienen las personas de encarar la vida. Desde muy antiguo los filósofos hicieron del pesimismo y del optimismo un tema ético (es decir, de comportamiento práctico) y le dedicaron más de una reflexión. A lo largo de la historia de la filosofía, en lo que va desde la modernidad a nuestros días podemos reconocer tres posiciones inequívocas y bien diferenciadas, sobre el optimismo y el pesimismo.
La primera posición, a la que llamaremos optimismo metafísico, pertenece al filósofo alemán Leibniz (1646-1716). Leibniz era un filósofo racionalista y pensaba que el mundo podría haber sido distinto, pero si existe este es porque si Dios lo eligió, debió elegirlo como el mejor de entre los muchos posibles. Este optimismo leibniziano (el mundo mejor de entre todos los posibles) supone un mundo no perfecto en todas sus partes, pero sí armonioso como conjunto que mejor realiza el máximo de sus posibilidades. Este mundo es finito y, como tal, aun siendo el mejor, incluye la presencia del mal físico y del mal moral. De estos supuestos nace la Teodicea, que consiste, precisamente, en una justificación de Dios pese a la existencia del mal en el mundo y en una justificación del mal en el mundo a pesar de la bondad de Dios. Leibniz razona de este modo: si Dios es suma Bondad, debe querer el mejor mundo y, si es creador y omnipotente, hubiera podido crearlo. Pero, como Dios no se equivocó y sabe desde toda la eternidad que en el mundo que ha creado se da el mal, es decir el dolor, la enfermedad, la injusticia, las guerras, los oprobios, los infortunios y las catástrofes, entonces, la existencia del mundo real y del mal debe entenderse como la mejor garantía de un bien mejor, que es la libertad. Pues en un mundo sin defecto no habría posibilidad de elección, ya que todo estaría orientado hacia la perfección y, por tanto, no habría libertad. Dicho en pocas palabras, para Leibniz el mal existe para que pueda existir un bien mejor que es la libertad.
La segunda posición, opuesta a la primera, la denominaremos pesimismo metafísico y es la que podríamos adjudicarle a Emil Cioran. Cioran era rumano, pero vivió y desarrolló toda su carrera en Francia (país que, según dicen, recorrió en bicicleta). Murió en 1995, a los 86 años. Podría decirse que Cioran fue un escritor radicalmente triste y pesimista. Para él la época que le tocó vivir fue una época carente del sentido de la delicadeza e idólatra del kitsch y del mal gusto. Se autodefinía como un "esteta de la desesperación" o un "cortesano del vacío" o como "un sepulturero con un barniz de metafísica", "un triste por decreto divino", "un mortinato de clarividencia". Su definición del hombre bien podría servir para retratarlo íntegramente: "somos espermatozoides portadores de la huella de asesinos virtuales". Diógenes el cínico, y Job significaron para él sus únicos "espejos" donde admitía mirarse como si de sus Maestros de sabiduría se tratara. Se refería a sí mismo haciendo alusión a su eterna condición de ser larvario desprendido del árbol de la existencia común y corriente que unos y otros llevamos como "normal"[1].
Uno podría decir que las posturas metafísicas pecan siempre por exceso, en la medida que tienden a justificarse a sí mismas y a entender el mundo y las cosas desde una concepción (sea cual sea) absoluta y radical.
Hay una tercera posición, a la que adhiero en general, y que pertenece al filósofo español contemporáneo, Fernando Savater. Él denomina a esta perspectiva, pesimismo ilustrado.
Para Savater el pesimismo puede ser tanto depresivo (sería el caso de Cioran) como tonificante. Un ejemplo de este último podría se Voltaire, un filósofo de la ilustración que ridiculizó la concepción de Leibniz en su Cándido. Allí se mofaba de la tesis leibniziana de que “vivimos en el mejor de los mundos posibles”. Ante esto Voltaire tendía a observar la historia desde una perspectiva pesimista, opuesta al optimismo leibniziano, pero también desde un punto de vista más humano, señalando que los males que nos aquejan son, en su mayoría, fruto de la imbecilidad humana. De manera que, como afirma Savater, el pesimismo nace con la ilustración y acompaña siempre a las manifestaciones de este movimiento (a más ilustración, más pesimismo). Es, si se quiere, una perspectiva práctica, es decir, una disposición teórica fundamentalmente referida a los propósitos y resultados de la acción humana.
Suele decirse que un pesimista es un optimista con mucha información. Allí radica el núcleo ilustrado del asunto. Lo que le confiere atractivo a esta postura es que acude al saber y a la razón y entonces no cae en un optimismo ingenuo y voluntarista (algo así como “confiemos en que todo ya se arreglará”) ni en un pesimismo ciego (“nada tiene sentido”, “hagas lo que hagas, no resultará”).
Desde mi punto de vista, lo que hace atractiva la postura del pesimismo ilustrado es su afán racional de transformación de las condiciones sociales y culturales en las que viven los hombres. Como dice Savater, “hacer la vida soportable exige un esfuerzo constante de sensatez racionalista, nunca consolidada del todo y siempre en peligro de retroceder ante los desbordamientos del fanatismo, la intolerancia o la ambición.(...) (es) una invocación al coraje cuerdo, en el cual se reúnen la esperanza en logros parciales y la desesperanza en lo tocante a una regeneración total.[2]
[1] Los datos biográficos de Cioran los obtuve buscando en Internet.
[2] Savater, Fernando: El pesimismo ilustrado. En Ética como amor porpio. Ed. Mondadori. Coedición con la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Editorial Grijalbo S.A. México 1991. Páginas 195-196.

3 comentarios:

Fernández dijo...

Leyendo tu post siento que falta una definición más, que pueda identificar a la gente menos ilustrada, como yo, que piensa que este mundo es un conjunto de vidas individuales azarosas y como siempre, en el azar, es posible que todos los números de los dados se conjuguen en algún momento produciendo un mundo mejor... por un tiempo. Quizás el peor de mis días pesimistas es aquél en que veo en el hombre sólo a un animal, quizás, superior al resto.
Muy bueno el weblog, me gustaría seguirte leyendo, quedo a la espera de nuevos posts :)

Osvaldo Dallera dijo...

Tal como está usada la palabra ilustración en ese contexto ser un pesimista ilustrado es más una actitud que un atributo, así que podés emepzr a formar parte de ese clan en cuanto vos lo decidas.
La cuestión de cómo se conjugan los dados es contingente, razón por la cual también pueden caer de lado de lo peor (¿lo peor para quién?. en ese caso, deberíamos reforzar nuestro pesimismo ilustrado.
En cuanto a la superioridad del animal a veces alcanza con comparar la calidad de vida de algunas mascotas con la calidad de vida de algunos "animales superiores" para relativizar nuestros puntos de vista...
Gracias

FREDRIK dijo...

Norberto Bobbio, pensador italiano que influyó claramente a intelectuales como Umberco Eco, elaboró unas ideas acerca de lo que entiende por ser Pesimista Ilustrado. Te dejo la dirección de mi Blog con el post acerca del tema para poder ampliar la perspectiva, pero antes una cita extraída de alli para cerrar la idea: "Sólo el buen pesimista está en condiciones de actuar con la mente despejada, con la voluntad decidida, con sentimiento de humildad y plena entrega a su deber”. Nos vemos y felicitaciones.

http://pesimismoilustrado.blogspot.com/2009/03/pesimismo-ilustrado-por-que.html