Osvaldo Dallera

jueves, julio 17, 2008

Golpe de Estado posmoderno



“Un solo traidor puede con mil valientes”
Adagio a mi país. Alfredo Zitarrosa

Hasta hace aproximadamente treinta años, los sectores golpistas de la sociedad en Latinoamérica necesitaban como aliada fundamental a las Fuerzas Armadas del país. Esa alianza entre los sectores dominantes de la sociedad y las FFAA resultaba indispensable para que los golpes de Estado modernos tuvieran éxito. Lo podemos expresar de otro modo: los golpes de estado modernos tuvieron como principal protagonista a las fuerzas armadas, cuya misión, en esos casos, era instalar a los sectores dominantes de la sociedad (sobre todo los grupos económicos más poderosos) en el gobierno. Por supuesto, no era menor (como tampoco ahora) el apoyo que brindaron a esas experiencias, algunas franjas de la clase media.
El desprestigio social en el que cayeron las instituciones militares en los últimos años, sumado a la ola de democratismo que invadió la región latinoamericana, más, en el caso de nuestro país, de la aprobación de la ley de defensa de la democracia, hizo que la modalidad moderna de los golpes de estado, se hiciera prácticamente inviable.


El problema del gobierno, cuando habla de golpismo o de golpe de estado, es que hace un uso de la expresión cuyo significado refiere a los “golpes de estado modernos”, cuando en realidad lo que hay que usar, para esta ocasión, son otras categorías de análisis que nos permitan pensar las acciones en términos de un “golpe de estado posmoderno”.
Pero pensar de otro modo no significa que hayan desaparecido los grupos de poder económico concentrados y, mucho menos, que hayan disminuido sus apetencias de apropiarse de la conducción política (pero sobre todo económica) del país. El problema, para esos grupos, es que los mecanismos de la democracia formal siempre le han sido esquivos para instalarse cómodamente en el gobierno, y sin mayores cuestionamientos. Eso es lo que hace que, también para ellos, la palabra “democracia” haya comenzado a formar parte del discurso golpista posmoderno. El “argumento del yudo”, que le dicen: usar la fuerza y recursos del rival en beneficio de los propios intereses y objetivos. Más aún cuando tanto el concepto “democracia” como la forma y el contenido de su implementación están visiblemente devaluados.
El conflicto por el que está atravesando el gobierno argentino en su relación con el heterogéneo grupo que genéricamente se ha dado en llamar “el campo” dio lugar a numerosas lecturas e interpretaciones de la génesis, composición y desarrollo de la controversia. Una lectura más, tal vez, no le haga daño a nadie y, a lo mejor, agrega algo de novedad al asunto.
La propuesta consiste en analizar el conflicto a la luz de la teoría del análisis de redes sociales (ARS). Para eso, la plataforma de base de esta nota es un artículo disponible en Internet, basado en un curso dictado por David de Ugarte en España, en 2005. Dentro de ese artículo, resultan especialmente significativos los apartados cuyos subtítulos son “golpismo de red” y “estrategias de desestabilización política”. Nadie puede sospechar que de Ugarte es kirchnerista, o que está en contra del campo. Las razones son obvias: el artículo es del año 2005 y de Ugarte es español. Una aclaración: la mayor parte de los textos que están en cursiva corresponden al artículo “analizando redes sociales”.
Para la sociología estructural las sociedades son redes de relaciones sociales y ese es su objeto de estudio. Según Hanneman (2000) “una red social es un conjunto de actores (o puntos, nodos o agentes) entre los que existen vínculos (o relaciones)”. Un nodo, un actor, dentro de este marco teórico, puede ser un individuo, un grupo, una corporación, una organización, un partido político o un medio masivo de comunicación. Los nodos en una red se caracterizan por su estrategia de propagación. Esta podría definirse como su disposición, en función de las estrategias de los nodos con los que tiene vínculos, para propagar (o no) y con quién, ciertas ideas o mensajes. Por ejemplo, “la mesa de enlace” compuesta por representantes de diferentes entidades que agrupan a los productores agropecuarios puede considerarse un nodo de la red denominada “el campo”. Otros nodos son los partidos políticos, los denominados “autoconvocados” y otras personas y organizaciones que adhieren a los reclamos de “el campo”. En el caso que nos ocupa, el contenido del mensaje propagado por la red adquirió la forma de “oposición a las retenciones móviles”.
La teoría de análisis de redes sociales (ARS) sostiene que “cuando los integrantes de la red sufren una situación de minoría tal que les resulta difícil de revertir o un fenómeno exterior (en el caso que estamos analizando, la aparición de las retenciones móviles) convierte una situación hasta entonces estable en prácticamente insostenible, los nodos intentan modificar conscientemente su entorno de relación. El modo como lo hacen se denomina “estrategia de transformación” y "su objetivo es transformar vínculos débiles (contactos lejanos que van poco más allá del conocimiento), en vínculos abiertos (con los que la propagación es posible y bien recibida), transformando la arquitectura de la red”.
Hablar de “situación de minoría” en este caso, nos remite a la dificultad de “el campo” de sumar votos para llegar al gobierno (los atajos para llegar al poder son otros) y, consecuentemente, a la dificultad de conseguir torcer la posición de la mayoría dentro de la institución parlamentaria. El acercamiento de la Sociedad Rural con la Federación Agraria, es el mejor ejemplo de este tipo de acercamiento, que se completa con la llegada, a último momento, de la escindida CGT Azul y Blanca, liderada por el dirigente gastronómico Luís Barrionuevo. Por supuesto no pueden dejarse de lado a la Coalición Cívica, al gobernador de San Luís, Alberto Rodríguez Saa acompañado por su hermano, el senador Adolfo, los restos del menemismo, la reaparición del ex presidente Eduardo Duhalde, el MST y el Partido Comunista Revolucionario. Sólo así se puede explicar el hecho de ver sentados en una misma mesa y participar de un mismo acto a actores cuyas procedencias de origen parecieran ser muy heterogéneas y cuyas posibilidades de continuar unidos a corto plazo, es más que dudosa.
El estado de cosas vigente parece acomodarse bastante bien a la oferta teórica del análisis de redes sociales. Para el caso, el punto de partida de los golpes de estado posmodernos son las “estrategias de desestabilización política”. La teoría de análisis de redes sociales define las “estrategias de desestabilización política” como “intentos deliberados y externos a la dinámica endógena de la red social, cuyo objetivo es forzar la reestructuración de la red, generalizando la propagación de ciertos mensajes, con la perspectiva de modificar la representación política de las mayorías sociales”. Traducido: las redes tienen, cada una, una dinámica interna que le es propia, es decir, funcionan de acuerdo con las propiedades o características que surgen de las relaciones que mantienen sus miembros entre sí (la información que transmiten, los bienes que hacen circular, y las influencias que son capaces de ejercer). Sin embargo, cuando lo que buscan es desestabilizar, hacen circular mensajes que tienen por objeto transformar la representación política de la sociedad de la cual, la red en cuestión forma parte. El propósito, en estos casos, no es sólo propagar un contenido determinado de la información que se maneja dentro de la red, sino transformar la estructura y composición de la red en su conjunto.
Según la teoría de ARS, “el conjunto ideal de herramientas para organizar uno de estos "golpes de estado posmodernos" sería:
Contar con un broadcaster multimedia con una base de audiencia relevante, a ser posible en radio, televisión y prensa tanto de papel como electrónica, a partir de los cuales desarrollar mensajes confluyentes (no idénticos). Por supuesto, el papel que juegan los medios de comunicación (los "broadcasters" de estos movimientos), resulta decisivo. En una primera instancia da la sensación de que los MMC lo único que hacen es “informar objetivamente”, acerca de lo espontáneo de las acciones de los mobs que pasan a ser los actores más activos del movimiento. Pero la realidad es que bajo esa apariencia lo que los MMC hacen es hacerse cargo de una convocatoria implícita que busca movilizar a otros nodos menos dinámicos y más alejado del núcleo fuerte de la red.
“Una red de activistas organizada on y off line sobre la base de una definición identitaria fuerte. Es decir, aunque el sistema interno sea pluriárquico (sin jerarquías ni una estructura de mando), la fortaleza exclusiva de la identidad les debe impulsar a actuar no sólo coordinada sino unánime y sincronizadamente en los momentos claves ante los llamamientos de los líderes”.
“Proyección internacional no sólo entre grupos afines sino en medios de comunicación con los que conseguir "efecto eco", sobre todo pensando en la interpretación interna.”

El primer objetivo a conseguir en un golpe de estas características, es disminuir la resistencia que, en general, los demás actores de la sociedad pueden tener sobre las prácticas y las actividades que lleva a cabo la red que lo propicia, en función de sus intereses tradicionales. En la jerga de la teoría de redes sociales esto se denomina hacer caer el “umbral de rebeldía” de quienes hasta ese momento se oponen a los objetivos de la red. Todos sabemos que el “umbral de rebeldía” de la clase media, y de algunos políticos y periodistas llamativamente ubicuos no es particularmente alto. Para lograr su objetivo, los estrategas de esta movida política buscan obtener los beneficios que producen los movimientos de tipo Otpor.
La caída del umbral de rebeldía produce, como efecto, la repentina aparición de "corrientes de respuesta" (caceroleros, asistentes independientes a las marchas y concentraciones). Estos nuevos nodos de la red empiezan a hacer que la condición de minoría de la red originaria pase de ser “no aceptable, a más aceptable”. De este modo, comienzan a buscar, dentro de la red que se va agrandando, otros nodos que los integren y les otorguen la membresía correspondiente. Se produce un efecto bola de nieve, que impulsa una “estrategia activa de transformación”. Para lograr esto es necesario que los vínculos débiles de la red se hagan más fuertes y los conectores transformen esos vínculos que antes eran cerrados, en abiertos. El mecanismo para conseguir estos efectos es dotar a los nodos de presencia en la red y manifestar la voluntad de querer “propagar un mensaje común”. “Espontáneamente surgen mobs, concentraciones...” (cacerolazos, autoconvocados, carpas, etc.). La imagen de Barrionuevo hablando junto a Llambías puede ser una buena ilustración de “integración” a la red:
El resultado es la movilización y rápida emergencia de una parte de los nodos que hasta entonces habían estado inactivos, que genera una reordenación del mapa global de clusters y por tanto de las mayorías, para finalmente disolverse como movimiento público tan rápidamente como surgió”.
Entre las estrategias utilizadas para producir estos efectos con vistas a llegar al objetivo final, la primera consiste en comunicar los resultados de las prácticas de esos movimientos, como si fueran fenómenos espontáneos, no dirigidos (por ejemplo, “los productores están al costado de las rutas sin que nadie los haya convocado”, o “la clase media urbana se ha volcado espontáneamente a las calles”·).
Una segunda estrategia utilizada por los golpistas posmodernos es aprovechar la aparición (o, a falta de ello, fabricar) algún hecho traumático que pueda ser ampliamente reconocido como tal por el conjunto social. En el caso que nos interesa, eso fue lo que hizo “el campo” (ahora tomada esta expresión como denominación de la red que urde esta estrategia de desestabilización) con la resolución 125 que el 11 de marzo dictó el Poder Ejecutivo. A veces, un fenómeno traumático puede hacer caer rápida y generalizadamente el umbral de rebeldía, de una buena parte de los nodos dispersos por la red (pudo haber sido el caso, por ejemplo, del momento de la detención de De Angeli, durante el corte de ruta). El efecto que se produce es que empiezan a aparecer mensajes que hasta ese momento estaban "ocultos" bajo la aparente homogeneidad y estabilidad de los clusters.
Sin embargo, como sostienen los teóricos del ARS, hacer esto no siempre resulta fácil. Aún contando con que la red maneje o tenga a su favor los medios de comunicación, no siempre logra conseguir la unanimidad en la interpretación de los hechos tal como los presenta, sobre todo si realmente los mismos hechos presentan aristas técnicas complejas o admiten más de un punto de vista:
“Y aquí empieza lo realmente peligroso, pues para empezar a movilizar a los nodos más activos no necesitan que el hecho que dicen les indigna, indigne a la sociedad en su conjunto. Pero tendrán que explicar por qué pasa eso y mantenerlo en el tiempo. Es decir, para empezar el movimiento les bastará, con broadcastear su indignación, pero para seguir adelante tendrán que hacer un discurso victimista que presente como agresiones a su círculo amplio de aceptación todas las acciones del contrario. Sólo así los nodos más sensibles mantendrán bajos sus umbrales de rebeldía. Buscarán por tanto organizarse rápidamente en comunidades virtuales, grupos juveniles, asociaciones de distinto tipo animándoles a desarrollar un activismo desaforado que proyecte, a base de acción, lo que no tienen en número”.
Sin embargo, con intentar disminuir el umbral de rebeldía, no alcanza. También es preciso mantener activos a los miembros de la propia red, sin que decaiga su moral para continuar detrás del objetivo de desestabilización de la sociedad. En ese contexto, los nodos impulsores de la movida necesitan ”polarizar y tensar, "limpiando" y forzando a la decantación sobre todo al entorno más cercano pero crítico. Y para eso, serán usadas las redes agitativas creadas justamente antes, en una lógica de amedrentamiento que puede llegar a tener realizaciones violentas”.
Un tercer mecanismo estratégico de desestabilización consiste en “sobredimensionar la "creciente" capacidad de acción de los exaltados del propio bando, reforzándolos mediáticamente”. Pensemos en lo funcional que resulta el temperamento de De Angeli para la puesta en escena de esta estrategia. Para esto “se organizarán mobs, campañas en favor de llevar determinados símbolos externos, comprar ciertos productos, etc... Y los medios a disposición, en vez de dar contexto, de relatar lo que los otros hacen, relatarán lo que los otros convocan”. El ensalzamiento del asambleismo piquetero, como nunca antes, fue una muestra elocuente de activación de este mecanismo.
Este tipo de estrategias tienen en común una lógica de red y un centro generador de mensajes mediáticos de alto impacto. En general, estas estrategias se caracterizan por:
a. estar basadas en la emisión de mensajes;
b. poner sobre el escenario político una confrontación de identidades que en el caso que nos ocupa adquirió la forma de “el gobierno contra el campo”;
c. requerir una inversión organizativa mínima.
d. configurar un sistema en el que el centro emite y la periferia “ya sabe -o interpreta- lo que tiene que hacer”.

Según el ARS el conjunto de estas estrategias pone en evidencia los siguientes rasgos:
· “En primer lugar, si los golpistas van desarrollando las fases de su labor con éxito, los tiempos serán largos, la tensión creciente y los actos públicos dispersos…” (ciento veintisiete días de acción interrumpida no son nada, pensando en el objetivo final)
· “Siempre, en cada entorno y terreno habrá dirigentes pública e internamente reconocidos, gurús y activistas de referencia, liderazgo. Algo muy distinto de las movilizaciones de masa en red, típicamente anónimas” (la “mesa de enlace”, De Angeli, Carrió, pueden encontrarse dentro del grupo de dirigentes que necesita la red para consolidar sus acciones).
Pero, “además, necesitan el uso de la tensión como medio. Por eso, el peligro de estas estrategias es que fácilmente pueden degenerar en situaciones de violencia difusa, pistolerismo y aparición de grupos incontrolados nacidos del ambiente de crispación y confrontación permanente que el centro organizador necesita, en ausencia de hechos traumáticos reconocidos socialmente, para mantener agrupadas y con opciones a sus huestes”. En efecto, la sociedad no reconoce como un hecho traumático (porque no le consta) “la quiebra económica” de “el campo” como resultado de la aplicación de la Resolución 125. Los cortes de ruta y los escraches a los legisladores resultaron elocuentes, a la hora de mencionar algunas “situaciones de violencia difusa” que se derivaron de la puesta en marcha de la estrategia original.
El resultado final, aunque incierto, no deja de ser preocupante: “A cierto nivel esto puede producir incluso un vuelco electoral, dado que el sistema democrático, al basarse en las mayorías es muy sensible a estos cambios aún cuando las diferencias numéricas entre los dos grandes e inevitables grupos de opinión ante un evento traumático, no varíen dramáticamente”.
Para entonces, hay una alta probabilidad de que el golpe de estado posmoderno haya sido consumado, y en un tiempo posterior no demasiado largo, comiencen a escucharse las letanías de queja (casi nunca de arrepentimiento) de los sectores medios de la sociedad y de los periodistas progresistas buscando una nueva red que los albergue para poner en marcha, otra vez, algún intento del mismo tipo.

Glosario

Broadcasting: Canal de emisión de información donde un único emisor emite para muchos receptores sin dirigirse específicamente a ninguno. La radio y la televisión son los típicos ejemplos de este sistema en el que emisores y receptores están claramente definidos y separados. La antítesis del broadcasting es la emisión P2P (“peer to peer” o “de igual a igual”) en la que cada sujeto es emisor y receptor al mismo tiempo.

Cluster: subredes en las que los nodos están sensiblemente más conectados entre si que con los otros nodos de la red global.

Grafo: Básicamente, un grafo es un conjunto de puntos interconectados por un conjunto de líneas. En teoría de grafos, estos elementos reciben la denominación de puntos (“points”) y aristas (“arcs”) respectivamente. Cuando un grafo representa una red social, los puntos representan a diferentes actores sociales, pero lo que representen las aristas no es algo ni mucho menos evidente.


Mobs: Concentraciones o movilizaciones espontáneas de personas en un lugar físico concreto surgidas d convocatorias o debates virtuales.

Nodo (o Vértice): es un punto de la red. Socialmente corresponde a cada actor de la red. Dos nodos son adyacentes si existe una línea que les conecte. El grado de un nodo es el número de nodos con el que se relaciona.

Umbral de rebeldía: El umbral de rebeldía es el número de nodos que deben compartir conmigo mi mensaje para que yo me anime a propagarlo en mi cluster. El resultado inmediato es que "emergen" mensajes que permanecían "ocultos" bajo la aparente homogeneidad y estabilidad de los clusters.


Bibliografía básica de consulta


De Ugarte, David (2004): 11M. Redes para ganar una guerra. Barcelona, Editorial Icaria – Más madera.

-- (2005) Analizando redes sociales. Disponible en: http://www.poderautonomo.com.ar/ciber%20ativismo/ciberactivismo.htm

-- (2007): El poder de las redes. Disponible en:
http://www.deugarte.com/


Hanneman Robert A.: Introducción a los métodos del análisis de redes sociales. Departamento de Sociología de la Universidad de California Reverside. Documento traducido con permiso del autor a partir de la versión disponible en http://wizard.ucr.edu/ Fecha de consulta octubre de 2000

Lozares, Carlos: La teoría de redes sociales. Disponible en: http://seneca.uab.es/antropologia/ars/paperscarlos.rtf

2 comentarios:

Fernández dijo...

Maravilloso!!! Lo mejor que leí en estos días.

Dilaca dijo...

coincido con la Lic. Iris Fernández.
Saludos