Osvaldo Dallera

lunes, mayo 12, 2008

La batalla entre inteligencia y estupidez

La historia de la educación es la historia de la batalla de la inteligencia contra la ignorancia. A lo largo de esta historia, ambos contendientes fueron adoptando nombres diferentes según la época y los lugares. Así, el primero de estos términos se llamó primero cosmogonía, luego filosofía, más tarde ciencia y, últimamente, racionalidad y espíritu crítico. El segundo concepto también sufrió transformaciones, conforme pasaban los años y los siglos. Despotismo, superstición y oscurantismo son algunos de los nombres que adoptó la ignorancia en distintos momentos y circunstancias.
La inteligencia, hay que reconocerlo, siempre hizo denodados esfuerzos por vencer a su rival aunque muchas veces subestimó la fuerza y el poder de éste. No obstante hay que reconocerle a la inteligencia avances constatables a pesar de que nunca logró una victoria concluyente sobre su enemiga.
Nuestra época se caracteriza por agrupar en una sola categoría, todos los formatos anteriores adoptados por la ignorancia. Esa categoría englobante es la estupidez. Así, la antinomia entre inteligencia y estupidez puede tomarse como la gran pelea de la época. Esto le permitió a Paul Tabori concluir su obra “historia de la estupidez humana” con la famosa frase: la inteligencia humana es limitada, pero la estupidez no tiene límites.
Uno de los lugares donde se libra la batalla entre inteligencia y estupidez, es la escuela. Una lectura simplista de esto que acabo de decir podría dar lugar a la siguiente confusión: pensar que los exponentes y representantes de cada bando están prolijamente alineados en ejércitos bien delimitados, de modo que se podría identificar, por ejemplo, a todos los que pelean para la inteligencia del lado de los profesores y los directivos, y del otro lado, el bando de los alumnos, quienes se esfuerzan por mantenerse obstinadamente en la complaciente y amodorrada comodidad de la estupidez. Pero, lamentablemente, para unos y otros las cosas no son así. Estúpidos e inteligentes están mezclados, y eso hace que la lucha sea despareja, porque la infiltración de los estúpidos en la línea de los que luchan por la inteligencia, sigue haciendo estragos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Profesor,

Gracias por este espacio de reflexión. Esto de las luchas es algo cíclico y que requiere de mucha entereza (como profesor y alumno) para afrontarlo.

Acabo de descubrir su blog, me da gusto que comparta sus ideas.

Saludos,

Claudia (Guadalajara, México)

Anónimo dijo...

Estimado Profesor:

Disculpe que lo contradiga, pero no considero que todos los alumnos pertenezcan al bando de la "estúpidez"; quienes no lo hacen son los diferentes y, obviamente, "los excluídos" del estúpido sistema.
Le vuelvo a pedir dísculpas por mis palabras y, por mis errores.
Dígame, ¿la ignorancia no es la estúpida felicidad?
Gracias por este espacio.
Saludos,
María

Anónimo dijo...

Gracias, María por tu aporte, pero justamente lo que el artículo dice es que los inegrantes de ambos bandos no están prolijamente alineados entre los profesores y los alumnos. Más bien, todo lo contrario: en uno y otro lado, encontramos ejemplares de las dos categorías.
Saludos
Osvaldo