Osvaldo Dallera

martes, julio 11, 2006

El arte de conversar. El alcance pedagógico de la conversación

El alcance pedagógico de la conversación. La conversación como recurso para favorecer la sociabilidad.


Socializar es una cosa, sociabilizar es otra. Se puede socializar de diversas maneras. La socialización puede ser violenta o apacible, rústica o delicada, por confrontación o por acercamiento, etc.. Pero hay una sola forma de sociabilizar. Para Simmel “la sociabilidad es la forma lúdica de la socialización” y se caracteriza por las cualidades que, quien la practica, pone en juego en cada encuentro con el otro: cultura, amabilidad, cordialidad, cortesía, “buenos modales, etc. [1] Se comprende, entonces, que la conversación pueda constituirse en un vehículo inmejorable para sociabilizar a las personas desde los años de la adolescencia.
Pero el asunto es saber cómo y dónde se adquieren esas formas y esas competencias. Aunque todos los espacios en los que circula ese “saber hacer y saber comportarse” son sociales, podemos pensar que quienes lo reciben dentro del ámbito familiar se impregnan de esas costumbres casi naturalmente, porque así viven y conviven todos los días. Los jóvenes más favorecidos heredan saberes y un saber-hacer, gustos y un “buen gusto” cuya rentabilidad académica y social, aun siendo indirecta, sigue siendo evidente.[2]
Más difícil es para aquellos cuya vida cotidiana no está precisamente inmersa en ambientes en los que el cultivo de la sociabilidad es una práctica habitual. Para los individuos provenientes de sectores más desfavorecidos, la educación sigue siendo el único camino de acceso a la cultura y esto en todos los niveles de enseñanza. En estos casos enseñar a conversar en la escuela podría convertirse en uno de los tantos buenos caminos para democratizar la cultura haciendo llegar al mayor número no sólo conocimientos, sino también hábitos que de otro modo quedan reservados como patrimonio exclusivo de las clases altas. Dicho de otra forma, sólo la escuela puede hacer algo por disminuir las desigualdades iniciales ante la cultura, siempre y cuando no caiga en las trampas que le tienden los que le reprochan que el trabajo académico es demasiado académico y los que desvalorizan la cultura escolar favoreciendo a los que por sus condiciones aventajadas heredaron el buen gusto, la “gracia”.[3]
¿Será posible entonces que la escuela pueda distribuir las reglas de la sociabilidad?[4] Si acordamos con la idea según la cual la competencia lingüística es uno de los componentes del capital cultural y éste es el resultado del nivel de instrucción alcanzado y de la trayectoria social recorrida, entonces, de acuerdo con Bourdieu y a los efectos de lograr educar en y para la sociabilidad, uno de los objetivos pedagógicos debe ser que los jóvenes incorporen a sus hábitos, en situaciones de interacción, reglas cultas provenientes de la práctica de los profesionales de la expresión escrita mediante una labor de explicación y codificación. En este caso, que la escuela se proponga enseñar (tanto teórica como prácticamente) las reglas de la conversación puede resultar una buena forma de educar para la sociabilidad.
Sin embargo, ese recorrido puede presentar algunos obstáculos. En primer lugar, ya hemos dicho que la aptitud para el diálogo o para la conversación requiere un cultivo específico y una adecuada disciplina, que en el estado actual de la cultura escolar puede que no resulte del todo fácil instrumentar. En segundo lugar, como señala Bollnow, “una conversación en su sentido estricto y elaboradamente definido está fuera de lugar en la enseñanza. Pues a ésta le falta la situación distendida del ocio que es conditio sine qua non para que pueda desarrollarse una conversación auténtica y, a la inversa, la enseñanza perdería su seriedad si entrara en la disolución de una mera conversación....Ni siquiera tenemos en cuenta el hecho de que la enseñanza no dispone del tiempo imprevisible que requiere el despliegue de una conversación despreocupada.” [5]
¿Se puede enseñar a conversar? Sí, si asumimos estas dificultades y si aceptamos que enseñar a conversar requiere una guía, una dirección y que entonces, desde el lugar de la escuela, sólo se puede aspirar a lograr una conversación conducida, orientada por la observación de determinado rumbo, contando con la presencia disciplinadora del docente.
Tal vez no sea mucho, pero para los tiempos que corren intentar hacer ingresar a los jóvenes en la senda de la sociabilidad puede resultar un aporte significativo a la lucha por disminuir las desigualdades culturales y los altos niveles de agresión y vulgaridad que hoy por hoy se aprecian en las maneras de estar unos con otros. Como dice Craveri:
“Este ideal de conversación, que sabe conjugar la ligereza con la profundidad, la elegancia con el placer, la búsqueda de la verdad con la tolerancia y con el respeto de la opinión ajena, no ha dejado de atraernos nunca; y cuanto más nos aleja de la realidad, más sentimos su falta. Ha dejado de ser el ideal de una sociedad, se ha convertido en un “lugar de recuerdo”, y no hay rito propiciatorio que nos lo pueda devolver en condiciones favorables; lleva una vida clandestina y es prerrogativa de muy pocos. Aun así, no es imposible que un día vuelva a darnos la felicidad.” [6]


Bibliografía consultada

Bollnow, Otto Friedrich (1974): Lenguaje y educación. Buenos Aires, Editorial Sur.
Bourdieu, Pierre(1985): ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos. Madrid, Editorial Akal/Universitaria.
-- (2004)Los herederos. Los estudiantes y la cultura. Buenos Aires, Editorial Siglo XXI. Burke, Meter (1996): Hablar y callar. Funciones sociales del lenguaje a través de la historia. Barcelona, Editorial Gedisa.
Craveri, Benedetta (2004): La cultura de la conversación. Buenos Aires, Segunda edición en español. Fondo de Cultura Económica.
Habermas, Jürgen (1997): Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública. España. 5ta. Edición, Ediciones Gustavo Gilli.
Simmel, Georg (s/f): La sociabilidad. En: Cuestiones fundamentales de sociología. Capítulo 3. Apunte proporcionado por la cátedra del profesor Esteban Vernik para el dictado de la asignatura Georg Simmel. La cosificación de las sociedades modernas. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales, carrera de Sociología. Buenos Aires, 2do. cuatrimestre de 2003.
Van Dijk, Teun A.( 1983): La ciencia del texto. Barcelona, Editorial Paidós.
[1] Simmel, Georg (2003)
[2] Cfr. Bourdieu, Pierre y Passeron, Jean Claude (2004)
[3] idem.
[4] Cfr. idem. Pág. 36
[5] Bollnow, Otto F. Op cit. pág 85
[6] Craveri, Benedetta: op. cit. pág. 18